Esta vez no nos volvimos a ver las caras.
Porque con tantos apretones de mano
y mejillas con sabor a vino bermejo,
no nos salieron a flote las canicas entumecidas.
Los recuerdos no nos llegaron a tiempo
envueltos entre rollitos y cabellos de plata,
estrías y arrugas disimuladas.
Al parecer no nos licuaron las entrañas
todas esas canciones en obsolescencia
todas esas canciones en obsolescencia
y mirar de cerca las fotografías de antaño.
ni tampoco a las charlas amenas o confidencias jocosas,
los abrazos fraternos o las miradas furtivas.
No nos pudimos beber esas sensaciones
plagadas de nostalgia y aventura,
o quizás de pensamientos atrevidos.
o quizás de pensamientos atrevidos.
Posiblemente, no nos ha hecho bien recordar
los tiempos de inocencia o adolescencia prematura,
los tiempos de inocencia o adolescencia prematura,
ni aquellos días de aulas y responsabilidades a medias.
Ya no nos queda un secreto sin confesar.
Tan solo aquel de nuestro amor platónico
que no nos pueden ventilar a los cuatro vientos,
Tan solo aquel de nuestro amor platónico
que no nos pueden ventilar a los cuatro vientos,
sin asesinar la pasión que nos produce su magia.
Esta vez no nos volvimos a ver cara a cara.
No. En definitiva no nos fue imprescindible.
Ni a cada una de sus facciones, ni a cada una de sus huellas,
aquellas que, de cuando en vez,
mientras los relojes gastaban nuestros veranos,
nosotros hemos aprendido por fin
a recordar de memoria...
2 comentarios:
Ah recordar... mejores palabras no describen tantas emociones guardadas y secretas de cada corazón... gracias por remover y aflorar los sentimientos con tan bella expresión escrita...
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